“Una mujer de pie; hecha de flores…con los pies y a cabeza de perfil, mirando una puesta de sol. La cara y un pañuelo de flores violetas forman la cabeza…El vestido es de flores azules” (La Invención de Morel, Adolfo Bioy Casares, p. 23).
En La Invención de
Morel, el fugitivo (el narrador de la novela), quiere impresionar y hablar
con Faustine, uno de las mujeres de la isla. Para efectuar esto, hace un jardin
de flores en forma de ella.
Esto me parece un poco extraño. Un hombre quiere hablar con
una chica, entonces hace un retrato de ella- ¿de flores? Retratos hechos de
flores son extraño, pero familiar… ¿Dónde hemos visto esto antes? Disneyland.
Al entrar por las puertas de Disneyland, la primera cosa que
se ve es la cara de Mickey Mouse hecho de flores. Es impresionante, pero creo
que es más que decoración.
Las flores y el patio sirven como transicion entre el mundo
real afuera y el mundo artificial adentro. Las flores son naturales- pero son
arreglados en forma artificial, demasiado ordenado y rodeado por una cerca. Mickey
Mouse es la figura central y símbolo de la magia del parque. Por verlo hecho de
flores, se puede acostumbrarse al humanoide ratón en una manera gradual. Es un
representacion bastante normal, pero el medio artístico unusual nos da cuenta
que algo fantástico viene.
El jardin que describe Bioy Casares sirve un funcion muy
similar. Los flores representan los esfuerzos del fugitivo por interactuar con
y entrar en el mundo artificial que se rodea. Las flores toman la forma de
Faustine, quien es (al menos, para el fugitivo) la figura central del mundo
artificial de la isla. Por hacer el retrato de Faustine, él trata de conectar lo
real- ¿y qué es más “mundo real” que tierra y plantas?- con la mentira, la
hermosa pero falso proyeccion de la mujer que ama. Quiere apegarse a Faustine y
por ella, transicionar a pertenecer a la sociedad con qué comparte la isla.
Pero él está en la puerta de Disneyland sin billete de entrada. Pobrecito.
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