“…Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.”
(Antonio Machado, “Proverbios y
cantares: XXIX”, lineas 5-10)
El texto
que me gustó el más de todos los que leí para la clase es “Proverbios y cantares:
XXIX”, por Antonio Machado. Es un poema corto, pero profundo y muy hermoso. Me
encanta el flujo y reflujo de palabras y frases, que creen el sentido de que el
lector está meciéndose en las olas de la mar. Me gusta también el tono, que es
a la vez pensadero, tranquilo y un poco misterioso y melancólico. Es un poema
bello y muy divertido de leer en voz alta. Suena como la mar y la música.
También
trata de una tema pertinente para mí. En los últimos meses, he tenido que tomar
varios decisiones muy importantes, que han alterado el curso de mi vida. El
poema describe bien como me sentía- que no había un camino claro en frente y
que sólo podía ver la senda viendo atrás. Y también me di cuenta de que nunca
pude volver y hacerlo de nuevo. El poema me ayudó a procesar mi situación y
recordar que es normal sentir perdida y que lo importante es seguir caminando.
Pero mi
aspecto favorito del poema es el poderoso simbolismo cristiano. Se puede
interpretar el poema en dos maneras. El primero es lo que discutí en el parrafo
anterior, en cual el “caminante” es todos nosotros, tratando de encontrar el
camino por la vida. El segundo es que el Caminante es Jesucristo. Por caminar,
Él creó el camino para nosotros. Dejó (literalmente) estelas en la mar cuando
anduvo encima del agua, pero también dejó ‘estelas’ figurativas- su ejemplo-
que podemos seguir para guiarnos por la vida. Como una estela, no es una línea
recta perfecta. Todos tenemos nuestras propias olas. Pero la dirección del
viaje se muestre claramente si estamos tratando de mantenernos siguiendo detrás
de Él.