“BERNARDA: …Dónde vas?
ADELA: A beber agua”
(Frederico García Lorca, La casa de Bernarda Alba, Acto Tercero, Líneas 1002-1003).
“LA PONCIA: ¿No te
habías acostado?
ADELA: Voy a beber agua.”
(Frederico García Lorca, La casa de Bernarda Alba, Acto Tercero,
Líneas 1179-1180).
Cuando el autor repite algo, puedes deducir que es
importante. Adela podría dado cualquier excuso para escabullirse de su mama
para estar con Pepe- pero ella bebe agua.
El agua es un símbolo muy poderoso. Según el teoría de Jung y
lo que el Profesor Mack ha dicho en clase, todos tenemos un “lado sombra” que es
nuestro lado creativo, spiritual, emocional, apasionado, poderoso, violente, etcétera.
Es nuestro centro y un componente vital del “verdadero yo”. En la literatura, el
agua funciona como espeja en cual un personaje literario descubre a su “lado
sombra”.
Me hizo pensar en mi libro favorito, Les Miserábles (escrito por
el maravilloso Victor Hugo). En algunos capítulos, Jean Valjean (el
protagonista) está viajando por las alcantarillas de Paris. En un punto, el
agua es tan profundo que sólo el rostro sobresalía. Al punto de ahogarse, su
pie encuentra a piedra y él puede arrastrarse fuera del lodo, arrodillarse y
orar. En este caso, el viaje por el agua puede simbolizar bautismo, renacimiento
y redención. Valjean descubre de nuevo (ocurre muchas veces) su lado spiritual
y el poder de una piedra (símbolo comun de Cristo) para salvar. También actua como
“salvador”. Mientras cruzaba el agua, también llevaba al Marius, un joven herido
e inconsciente.
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