“Buscaba un alma que mereciera participar en el universo.” (Las Ruinas Circulares, Jorge Luis Borges, p. 61).
Este cuento es sobre un mago que trata de crear un hombre traves
los sueños y ponerlo en el mundo real. Aquí refiere a su busqueda por un alma
para el hombre, pero creo que puede implicar algo más. Si el alma que él busca tiene
que “merecer” participar en el universo, ¿qué dice eso de nosotros, quienes ya
estamos participando en el universo? ¿“Merecemos” estar aquí? Yo creo que sí.
Esta idea me hizo pensar en una de mis poemas favoritas- “The
Man He Killed”, escrito por Thomas Hardy. Aquí está:
The Man He Killed
By Thomas Hardy
"Had he and I
but met
By some old ancient
inn,
We should have sat
us down to wet
Right many a
nipperkin!
"But ranged as
infantry,
And staring face to
face,
I shot at him as he
at me,
And killed him in
his place.
"I shot him
dead because —
Because he was my
foe,
Just so: my foe of
course he was;
That's clear
enough; although
"He thought
he'd 'list, perhaps,
Off-hand like —
just as I —
Was out of work —
had sold his traps —
No other reason
why.
"Yes; quaint
and curious war is!
You shoot a fellow
down
You'd treat if met
where any bar is,
Or help to
half-a-crown."
Es interesante- son enemigos, pero, si no fueran las mismas
circunstancias, podrian haber sido compañeros de beber. El voz de esta poema implica
lo mismo que el mago de Borges: que hasta nuestros enemigos tienen algo de
mérito, que merecen participar en el mundo.
Es mi filosofía personal (tal vez equivocada o ingenua, pero
no me importa) que hay algo bueno de cada persona en el mundo. Y creo que si podía sentarme con
cualquier persona y empezar a conocerlo como un “ser infinito” (para prestar de
Levinas), podía encontrarlo. Es difícil hacerlo porque tenemos cáscaras- enfermedades
mentales, influencias ambientales, addiciones, divisiones culturales, endurecimiento
de una vida difícil etc.- pero creo que debajo de todo, hay algo que podemos apreciar de todos.
¿Qué es? Creo que en parte, es el sentido de conexión y
experiencias compartidas. Todos nacemos, crecemos, sangramos y morimos. Por todo
el mundo, tenemos temores (de animales peligrosos, de la oscuridad, de las alturas)
similares, con variaciones culturales. El hombre del poema reconoce que su
enemigo también tenía que trabajar, y es posible que hayan compartido un falta
de trabajo.
Es posible que merecemos participar en el mundo sencillamente
porque estamos participando en el mundo. Pertenecemos aquí (como un “hombre
soñado” nunca podría) porque somos conectados por esas experiencias
universales.
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